La noche de las tríbadas
La noche de las tríbadas es una obra que nos retrata el lado más oscuro de Strindberg conforme a la visión de Per Olov Enquist y Miguel del Arco. En clave de humor trágico vemos el duelo de un matrimonio en el que se dispara odio, amor, orgullo, soberbia, inseguridad, egoísmo, misoginia, rencor... Una batalla sin pelos en la lengua que ocurre durante un ensayo: teatro dentro de teatro, realidad y ficción, cinismo y tragedia.
August Strindberg se encuentra en una gran crisis económica y existencial. Compra un teatro en Copenhague para estrenar su nueva obra, necesita que sea un éxito. Es el año 1889. La obra, La más fuerte (la censura ha prohibido la prevista La señorita Julie). Entre cajas apiladas (el teatro sirve hasta ahora de almacén de un bar) Siri, la mujer de Strindberg, está barriendo el escenario antes del ensayo. El reparto lo forman un tímido actor y dos actrices: Siri, que pretende reactivar su carrera abandonada y la amante de ésta, María, que va a ser la protagonista impuesta a su marido. El matrimonio está en trámites de separación. La situación es un polvorín que estalla desde el principio. Asistimos a una pelea que alcanza a todos.
Los insultos, gritos y reproches aparecen desde el primer momento de la obra. Está claro que el enfrentamiento va a ser salvaje. Strindberg no perdona a su mujer su abandono por otra mujer, es un animal salvaje, culto pero salvaje y rastrero cuando se le ha ofendido. Le resulta inconcebible e imperdonable, su ego ha sido herido y también su amor (todavía la quiere, a su manera). Ella, en cambio, ha encontrado su propio espacio y una vida con futuro junto a otra persona. Tríbadas significa lesbianas.
El cinismo llevado a su extremo provoca un hiriente humor, nos reímos en estas idas y vueltas del drama. Lo podemos hacer porque nunca se cae en un tono de parodia. Si hay situaciones paródicas, incluso patetismo, surgen de la propia condición de los personajes, de cómo reaccionan.
Los cuatro actores hacen un gran trabajo, saben hasta dónde pueden llegar. El texto es exigente porque muchas veces estamos en una situación extrema que podría fácilmente saturar la acción o la actuación. Es cierto que también hay momentos de calma, de reflexión, de vuelta al ensayo, que permiten un respiro a los personajes. Jesús Noguero nos interpreta un Strindberg antipático, colérico y reprochable pero cuyo semblante refleja un padecimiento que nos aproxima a su humanidad. Ha sabido mostrarnos la miseria del personaje. Manuela Paso es la mujer fuerte que ha huido pero sigue unida a su marido emocionalmente, que lo respeta como autor y lo necesita y chantajea para mantener su carrera y la de su amante; es enérgica, mal hablada, pero también sabe ser protectora y delicada. Miriam Montilla, la amante, brilla en su papel conciliador, enérgico, lleno de fuerza y cargada de estoicismo, entre cerveza y cerveza. Daniel Pérez Prada hace creíble su personaje pusilánime, tímido, envuelto en la batalla y vapuleado constantemente por la superioridad intelectual de Strindberg.
El único hándicap de la obra es su duración. Hacia el final vemos un cierto estancamiento, una leve repetición de ideas. Me ha pasado con alguna otra obra en Kamikaze. Varias veces he pensado que no he visto una obra maestra por esa tendencia a alargar la representación.
La escenografía de Alessio Meloni es maravillosa y el vestuario de época muy apropiado para situarnos en el contexto de la historia.
La noche de las tríbadas es una gran obra que recomiendo no perderse.
Autor: Per Olov Enquist
Versión y dirección: Miguel del Arco
Intérpretes: Manuela Paso, Jesús Noguero, Daniel Pérez Prada y Miriam Montilla
Ayudante de dirección: Gabriel Fuentes
Escenografía y vestuario: Alessio Meloni
Iluminación: Pau Fullana
Producción: El Pavón Teatro Kamikaze
Teatro: Pavón Kamikaze 26 de noviembre a 8 de enero