Antígona
Miguel del Arco nos ofrece un montaje vibrante de Antígona. La versión libre que hace de la obra clásica de Sófocles extrae la fuerza y el espíritu del original en una atmósfera claustrofóbica, llena de penumbras. Carmen Machi interpreta un Creonte de antología.
El argumento permanece inalterable. Los antecedentes: Cuando Edipo abandona Tebas, ciego tras arrancarse sus ojos, se decide que gobierne la ciudad uno de sus hijos cada año. Eteocles acaba su mandato y no cede su turno a Polinices por lo que éste se alía con los enemigos de Tebas para atacarla. Hermano contra hermano, mueren los dos. En ese momento vuelve Antígona a la ciudad y se inicia la obra. Su tío Creonte proclama que Polinices no sea enterrado sino que los animales devoren sus restos, como castigo por atacar a su propia ciudad. Aquél que no cumpla su orden, será lapidado. Antígona decide honrar a su hermano y enterrarlo a pesar del mandato. Cuando sea descubierta y detenida, Antígona se enfrentará a su tío. Ninguno de los dos cederá, inflexibles, obcecados. Creonte defenderá la estabilidad del poder, las leyes de la tradición y la religión en relación a los traidores a la patria. Antígona se apoyará en el cumplimiento del precepto religioso y el deber familiar de dar sepultura.
El texto de Miguel del Arco elimina bastantes partes del coro y reduce los largos monólogos de la obra pero, como ya ha hecho con otros textos clásicos, consigue hacernos creer que estamos ante la obra original. La alteración más importante respecto al texto la encontramos en el cambio de género de Creonte, aquí una mujer de aire varonil que, en el momento íntimo con su hijo, se convierte en la madre-tierra.
Los diálogos están llenos de energía, las palabras consiguen emocionarnos, llenas de lirismo. Aúna la tensión dramática, su ritmo trepidante, con la belleza de la tragedia.
La escenografía sencilla, bella, maravillosa y perfecta para apoyar el discurso dramático. Una gran esfera pende sobre el escenario, luna iluminada enrojecida o presencia extraña, que a veces casi aplasta, ahoga a los actores en escena reforzando la tensión dramatúrgica, y las cortinas que retienen a los personajes en su salida como estatuas omnipresentes y testigos de lo que ocurre. La escena escasamente iluminada, una penumbra llena de matices, refuerza el ambiente opresivo del drama. Hay también una gran labor coreográfica, un movimiento de grupo que se convierte en marea, veloz o contenida según el momento, una masa (sustituto del coro) que gira o empuja entorno al personaje principal en escena, un hallazgo que refuerza la atmósfera de tragedia. La fuerza visual es impresionante.
La magnífica interpretación de Carmen Machi, en el difícil papel de un Creonte implacable, varonil, iracundo, nos enmudece. La noche del reestreno Manuela Paso resulta correcta en su papel de Antígona (la crítica destaca su gran actuación en esta obra). No me ha convencido Ángela Cremonte como Ismene (agitada, gritona e inadecuado tono expresivo). Raúl Prieto como Hemón, hijo de Creonte, vuelve a demostrar su gran calidad interpretativa, siempre a gran altura. El resto de los actores, con papeles menores, consiguen envolvernos en sus múltiples personajes. Muy bien Cristóbal Suárez como el adivino Tiresias y Yon González en su debut teatral.
Algún aspecto negativo que tengo que apuntar: en la obra el toque humorístico del mensajero me ha sobrado y el debate entre Antígona y Creonte podría haber dado lugar a una tensión central dramática que no llega a desarrollarse (tampoco ocurre en el texto de Sófocles, como podía esperarse).
Miguel del Arco como autor de textos propios o de versiones de clásicos, como director y, en definitiva, como dramaturgo es una de las figuras más importantes del teatro contemporáneo. Cualquier obra en la que intervenga, guste más o menos, siempre tendrá una calidad, una profundidad, un trabajo, admirable.
Obra original: Sófocles
Versión y dirección: Miguel del Arco
Actores: Manuela Paso (Antígona), Ángela Cremonte (Ismene), Carmen Machi (Creonte), Yon González (Corifeo), Silvia Álvarez (Corifeo), José Luis Martínez (Guardia), Raúl Prieto (Hemón) y Cristóbal Suárez (Tiresias)
Escenografía: Eduardo Moreno, Alejandro Andújar y Beatriz San Juan
Ayudante de dirección: Israel Elejalde
Iluminación: Juanjo Llorens
Vestuario: Beatriz San Juan
Coreografía: Antonio Ruz
Producción: Teatro de la Ciudad y Teatro La Abadía
Teatro: Kamikaze Pavón 9 de agosto a 3 de septiembre