Iphigenia en Vallecas
Apabullante relato en primera persona de una joven superviviente, marginada social, en una interpretación magistral de María Hervás.
Iphigenia nos cuenta su vida y escenifica a los personajes con los que se tropieza en su periplo diario: la visita a su abuela que aguanta para recibir unos euros, el hombretón que va por la calle con su perro y deja las cagadas sin recoger, la mamá histérica con sus niños de paseo, la amiga con la que comparte vida, borrachera y mono, los amantes de una noche... Un día en la discoteca liga con un ex-militar y se enamora.
Iphigenia es una joven que no trabaja, no estudia, solo sobrevive. Drogas y alcohol la ayudan a pasar parte de la semana, aunque luego superar el resacón le lleve más de un día. Parece que no le importa nada, que detesta a todo el mundo que no pertenezca a su ambiente, como por otra parte hacen los demás con ella.
El monólogo está dirigido directamente al público, esa gente alejada de su ambiente, gente que torcería la cabeza a su paso para no verla (hasta dislocarse el cuello)... gente a la que quiere hacerse visible.
La obra pasa de la anécdota graciosa, por las vivencias que cuenta y por cómo lo cuenta, a los momentos más patéticos y dramáticos de su vida. Hay un tono de desenfado y rabia, de falso aquí no pasa nada, que golpea al público. Autoafirmación y denuncia. Cóctel arrojado a la sociedad biempensante. Escaparate de la realidad social. Todo esto y más se desprende del argumento de este texto, sin necesidad de discursos de denuncia... aunque al final se permiten dos frases, que sobran, en este sentido.
Gary Owen ha construido una obra sincera, creíble, con un balance comedia / tragedia muy bien estudiado. En la adaptación local de María Hervás hay un tono equilibrado en el lenguaje (muy difícil de conseguir). Lo único que me ha parecido desacertado es la pirueta final argumental en relación a la denuncia.
Sobresaliente dirección de Antonio C. Guijosa que mantiene el ritmo preciso en un monólogo tan caótico en emociones y conduce al personaje evitando la exageración, con una contención y un brío que nos envuelve emocionalmente.
Para María Hervás solo puedo tener palabras de admiración. Apasionada, dramática, desenfadada, rabiosa, íntima y extrovertida, un torbellino de pasiones que hace que vivamos, compartamos, las luces y sombras de Iphigenia 'la choni'.
La escenografía se ajusta al ambiente callejero que quiere reflejar la obra. Unos cubos de cemento con grafitis junto a una valla delimitan el pequeño espacio de la sala.
Iphigenia en Vallecas es una experiencia teatral que consigue transportarnos a una realidad social cercana, pero lejana del público que asiste, con gran honestidad.
Texto: Gary Owen
Adaptación: María Hervás
Dirección: Antonio C. Guijosa
Intérprete: María Hervás
Escenografía: Mónica Teijeiro
Iluminación: Daniel Checa
Sonido: Mar Navarro
Producción: María Hervás y Serena Producciones
Teatro: Kamikaze
Duración: 80 minutos
Temporada actual: 22 de junio a 15 de julio de 2018
Cuando hablaba de pirueta argumental no he querido comentarla para no destripar la historia. Aquí, ATENCIÓN, voy a dar detalles. Iphigenia se enamora del ex-militar. Tras una noche de sexo, ella intenta quedar con él pero no contesta al teléfono... al final se acerca a su casa y ve que está casado y tiene un niño pequeño.
Iphigenia, embarazada del ex-militar, se pone de parto de forma prematura. En el hospital no hay unidades libres de cuidados neonatales así que la trasladan a otro hospital en una ambulancia sin médico (están ocupadas las UCI Móviles). Se produce un accidente en el camino y pierde al niño. Iphigenia pone una denuncia al hospital y, aquí viene el giro incongruente, se le acerca la pediatra que le explica la mala situación de la sanidad pública, que su indemnización (estimada en trescientos mil euros) supondrá una merma de los medios sanitarios... y renuncia!
En el contexto sanitario británico quizá pueda tener sentido pero aquí no, y tampoco la bondad de Iphigenia. A pesar de ello, no supone una merma fundamental en el nivel de la obra.
