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Los mariachis


Hace dos meses estrenaba Pablo Remón una gran obra, El tratamiento. Ahora nos llega Los mariachis, tragicomedia muy interesante sin alcanzar la brillantez de la anterior.



En un pueblo perdido de España son las fiestas de san Pedro Bailón. Allí llega Germán, un político corrupto que huye de la justicia, para sacar en procesión al santo, porque éste se lo ha pedido en una visión. La casa vacía del pueblo está ahora ocupada por sus primos, a los que ya casi ni recuerda. Todos formaban parte de la peña "Los mariachis" en su lejana juventud.


La obra apuesta por los personajes frente a la simple denuncia social, sin renunciar a exponernos el contexto de corrupción y quiebra que ha marcado la vida del pueblo, de sus habitantes y del político. Es una historia del retorno a los orígenes, el reencuentro de unos adultos a la deriva. El egoísmo, la soledad, la derrota, son temas que pesan en la historia.


Los mariachis tiene los aciertos del estilo ingenioso y característico de Pablo Remón: diálogos realistas que progresan a lo absurdo y resultan ser ensoñaciones o pensamientos, teatro con rasgos narrativos y cinematográficos, gusto por las elipsis, un humor que se desprende de la tragedia vital de los personajes... Una dramaturgia que gira y sorprende con estos elementos en su discurso aparentemente lineal, que rompe la cuarta pared para acercarse a la narración y que sabe entremezclar con ingenio sutil el humor y el drama, con fina ironía.


El texto, tal y como nos cuenta Pablo Remón, no está cerrado y se termina de definir con las aportaciones que surgen durante los ensayos. Desconocemos, por tanto, si el desequilibrado resultado final de Los mariachis venía ya del texto inicial o se debe a cambios realizados sobre escenario.


En esta obra hay dos elementos que pesan en su contra: exceso de diálogos en los que no se añade nada significativo y una carga de humor simple que lastra la ironía de algunas escenas más profundas.


Los cuatro actores, muy diferentes entre sí, se desenvuelven en cada uno de los papeles a la perfección. El perfil desenfadado y humorístico de los pueblerinos contrasta con la presencia trágica del político. Destaca la interpretación de Israel Elejalde, uno de nuestros mejores actores actuales, que aquí demuestra que la comedia también le sienta bien. Ver la caracterización inicial de Elejalde, trajeado y desaliñado tras tres días de caminata, ya es impagable. Y la escena en la que se despide de su hijo, nos emociona intensamente.

La escenografía de Mónica Boromello nos sitúa en el interior de una casa de pueblo en la parte central del escenario, con un decorado de estilo clásico. Rodea todo el espacio escénico la arena del desierto; en un extremo ha colocado una puerta de coche (donde se desarrolla una escena fundamental) y, en el otro, una mesa con sillas para la escena de padre e hijo (un recurso algo pobre).



Los mariachis es una obra muy interesante que podría haber sido grande si se hubiera reflexionado o trabajado más en ella antes de subirla al escenario. Pablo Remón puede dar mucho más.


Texto y dirección: Pablo Remón

Intérpretes: Luis Bermejo, Israel Elejalde, Francisco Reyes, Emilio Tomé

Ayudante de dirección: Raquel Alarcón

Escenografía: Mónica Boromello

Iluminación: David Picazo

Vestuario: Ana López

Producción: La Abducción, Teatros del Canal

Teatro: Teatros del Canal 3 al 27 de mayo de 2018

Duración: 85 minutos

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