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La cantante calva

Una versión festiva de la obra de Ionesco que encantará a los amantes del teatro del absurdo y de la comedia, repleta de actores televisivos conocidos que encajan perfectamente en esta función.


Reconozco que el teatro del absurdo no me gusta y, además, pienso que ha envejecido con frecuencia muy mal. Ciertos recursos todavía pueden estar vigentes pero la novedad, ruptura y provocación son ya zapatos muy viejos. Que no aparezca la cantante calva del título ya no sorprende o irrita a nadie.

Partiendo de esta premisa, voy a hacer un esfuerzo de objetividad valorando esta versión de Natalia Menéndez con dirección de Luis Luque.


Argumento: un matrimonio típico inglés, el señor y la señora Smith, esperan la visita de otra pareja en el salón de su hogar. Ella relata banalidades del día como si fueran hechos de suma importancia y él sigue leyendo el periódico, respondiendo ocasionalmente con ruidos de aprobación o chasquidos de disconformidad. Mary, una alocada sirvienta, anuncia la visita de los señores Martin, un matrimonio que desconoce todo lo relativo a su propia vida conyugal. Se presentará, a mitad de obra, un capitán de bomberos, viejo conocido de los Smith, vestido de bombero, como tiene que ser. Este personaje funcionará como contrapartida de las parejas.


La primera escena, la conversación de salón del matrimonio burgués, me ha resultado la más interesante de toda la función. Adriana Ozores y Joaquín Climent interpretan con gracia y seriedad este diálogo ligeramente absurdo, cargado de cinismo sobre la mentalidad inglesa y la incomunicación del matrimonio. Este diálogo se repite como recurso final cíclico de la obra, pero con los Martin.

El principal escollo surge pronto con la aparición en escena de la criada, interpretada por Helena Lanza de forma exagerada e histriónica; un tono que se incrementará en otras ocasiones y provocará la risa del público y el hundimiento en la butaca del que escribe.

Luis Luque insiste en combinar el tono de comedia seria y los recursos propios del vodevil. Prevalece la pirueta y el número gracioso dinamitando los momentos más pausados. Consigue un ritmo ligero y desenfadado pero a costa de perder el contenido crítico de la obra.

La escenografía de Mónica Boromello no resulta muy acertada en esta ocasión. Las paredes laterales del escenario y esa larga escalera que da acceso a la puerta del fondo se comen toda la escena. Luis Luque sabe mover a sus actores para que nos olvidemos de la precariedad de elementos: mesita y cuatro sillas.


Obra que entretiene cuando te dejas llevar por el continuo movimiento que respira esta comedia gracias a la dirección de Luis Luque y el trabajo actoral (si no aparece la criada, claro).


Texto: Eugène Ionesco

Versión: Natalia Menéndez

Dirección: Luis Luque

Intérpretes: Adriana Ozores, Joaquín Climent, Fernando Tejero, Carmen Ruiz, Javier Pereira, Helena Lanza

Escenografía: Mónica Boromello

Ayudante de dirección: Álvaro Lizarrono

Vestuario: Almudena Rodríguez

Iluminación: Felipe Ramos

Productor: Jesús Cimarro

Teatro: La Latina 17 mayo a 24 junio 2018

Duración: 80 minutos

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