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Un enemigo del pueblo. (Ágora)




Cuando estaba explicando la función a un amigo, de la forma más objetiva posible, éste me hizo un comentario muy claro "Esto es postureo. ¡Si está todo inventado!" Otros, de los que acudieron al ensayo general y se fueron a la calle a los pocos minutos, han sido más categóricos: "Una tomadura de pelo". Otros, en cambio, salieron fascinados con la experiencia. Ha generado debate, confusión y muchas expectativas. La publicidad está servida.

En la primera función, de lo que llaman pre-estreno en Kamikaze, es decir, la primera de pago, el público votó mayoritariamente seguir con la representación. ¿Habrá alguna otra función en la que se vote salir del teatro como forma de protesta?

Obra de teatro engloba muchos conceptos. Las definiciones, como en toda expresión artística, no encajan bien con el teatro. Por eso, no diré que esto no es teatro, pero hablaré más en el sentido de performance, oratoria, narrativa expositiva y debate para referirme a Un enemigo del pueblo (Ágora). Permitidme que para otras obras deje el término teatro. ¿No estamos en una democracia?



Hora de entrar en la descripción de lo que ocurrió y se vio en la función. Los actores nos esperan en el escenario. Nos encontraremos con unos globos con las letras que conforman la palabra ETHIKE y una pizarra, en la que está dibujado el mar, el balneario, las casas del pueblo y las canalizaciones para cuando llegue el momento de explicarnos cómo se han infectado las aguas termales. Porque en la función siempre se van a dirigir al público (Rigola afirma que no cree en la cuarta pared) y nos van a explicar argumento, situaciones, conceptos... una mezcla de oratoria, discurso y foro (el público opinará).

Nos han dado al entrar una papeleta roja con NO y una papeleta verde con SÍ. Nos explican que vamos a votar y, para probar que entendemos el mecanismo, nos hacen una pregunta fácil: ¿Creéis en la democracia?. La mayoría responde que sí. La segunda pregunta viene tras una exposición sobre el teatro y las subvenciones, la dificultad de poder expresarse con libertad cuando puede suponer la pérdida de la ayuda de las autoridades locales (las más peligrosas): ¿Debería el Pavón Teatro Kamikaze poder decir lo que piensa sin tener consecuencias con la Administración? La mayoría vuelve a votar que sí. La trampa se intuye, la siguiente pregunta (la tercera, ese número que gusta tanto) no podrá ser un "sí" sin consecuencias. En realidad se plantea una pregunta con información enfocada a una respuesta: después de exponer casos de censura (titiriteros, raperos) nos proponen que hagamos una acción consecuente con nuestras ideas, es decir, terminar ahora mismo la función como acto reivindicativo por la libertad de expresión y mandar un comunicado a la prensa. Si seguimos adelante, asumimos que el teatro se siga callando lo que realmente piensa, etc. Es lo que se llama dirigir una pregunta y luego hablar de democracia. En este punto, a pesar de todo lo que se diga, no hay juego limpio.

El público, entre risas porque no pensaba que iban en serio con lo de terminar la función, decidió votar que No. El resultado fue 171 contra 58 votos.

A los 15 minutos de empezar la función, los actores nos van presentando los personajes, hacen un resumen del planteamiento de la obra de Ibsen, nos relatan las intenciones de cada uno e iniciamos en el punto en que el médico tiene los resultados de los análisis de las aguas termales. La posición de cada uno de los personajes y sus cambios de puntos de vista conforme se hacen argumentaciones, siempre se exponen cara al público. Estamos ante una función de temática social. La interacción entre ellos es la mínima para no convertir lo representado en algo absurdo. Cuando todas las posturas se vuelven contra la denuncia del médico, se abre un debate directo con el público: ¿Todo el mundo debería votar? ¿Es justo que asumamos el voto de la mayoría que no está cualificada, etc? Los micrófonos se van pasando al público para que comente sus ideas.


Entre las ideas expuestas por los actores, que no representadas ni imaginadas, sino administradas directamente al público para que luego diga las suyas (el tiempo reflexivo no existe por razones obvias), hay algunas muy interesantes. Son ideas que ya en mis tiempos de estudiante debatí con mis compañeros y sirvió para mi formación como individuo pensante. Con esto quiero decir que asistimos a un foro de ideas no a una dramaturgia (2%, por decir algo) aunque esté firmada por Ferran Dordal. Por eso, mi opinión sobre el valor de la representación se basa fundamentalmente en esos planteamientos.


Quien acuda al Pavón Teatro Kamikaze para ver y, sobre todo, oír Un enemigo del pueblo / Rigola (si la función se representa), sabrá qué puede encontrar y si acepta el reto.


Basado en: Henrik Ibsen

Versión libre y dirección: Àlex Rigola

Dramaturgia: Ferran Dordal

Intérpretes: Israel Elejalde, Irene Escolar, Francisco Reyes, Óscar de la Fuente, Nao Albert

Ayudante de dirección: Alba Pujol

Escenografía: Max Glaenzel

Iluminación: Carlos Marquerie

Producción: El Pavón Teatro Kamikaze

29 de agosto a 7 de octubre




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