La puta de las mil noches
Un apartamento lujoso, un cliente en silla de ruedas que contrata a una prostituta. Un juego de la verdad peligroso. Un duelo de poder. Dos actores que nos hipnotizan. Diálogos lacerantes y puro thriller.
La obra respira tensión dramática, está llena de giros en los que el enfrentamiento verbal y físico consigue crear una atmósfera claustrofóbica. Un juego peligroso en el que cada uno intenta sacar ventaja al otro, en el que se rompen las reglas de la relación cliente - prostituta y en la que se impone una soterrada lucha por el control de la situación y del otro. Una caperucita roja experimentada con lobo feroz.
La profunda voz de Ramón Langa domina el salón apenas iluminado, con su actitud dominante consigue inquietar al espectador, nos hace dudar de sus intenciones y nos resulta perturbador. Natalia Dicenta se transforma en las múltiples facetas que su personaje nos muestra, sabe transmitir seguridad y experiencia pero también fragilidad y fuerza, dignidad y provocación. Los dos actores danzan en el tablero de damas con segura compenetración. Nuestros ojos se pegan a uno y a otro. Las miradas entre ellos son puro fuego.
La dirección de Juan Estelrich ha sido fundamental para conseguir esta sincronía. Los actores se mueven por el amplio espacio del salón en una dinámica dramaturgia con silencios y sombras bien sincronizados.
En cambio, su idea de colocar como telón de fondo un audiovisual, con la imagen nocturna de una gran ciudad, no termina de encajar por su falso diseño virtual; aunque se utilice para ver los movimientos de la prostituta fuera de la casa y añada un sorprendente elemento final.
Muchas ganas de leer el texto de Juana Escabias después de escuchar unos diálogos que nos remiten al mejor thriller.
Está editado por Ediciones Irreverentes con el título Apología del amor (2011)
La puta de las mil noches es una turbulenta historia que garantizo vais a disfrutar.
Sorprende que en algunas ciudades la representación de esta obra despierte pegas por la palabra puta en el título. Está claro que estamos ante un retroceso social grave en España y en occidente en general. Habría que añadir al cartel que no hay escenas de desnudos ni escabrosas (léase con ironía). En fin.
Texto: Juana Escabias
Dirección, escenografía y audiovisual: Juan Estelrich
Intérpretes: Natalia Dicenta, Ramón Langa
Iluminación: Nicolás Fischtel
Vestuario: Elisa Marinas y Alba Espinosa
Música: Raúl Gama
Producción: Teatro Español, Picueño S.L. y Teatro Sonámbulo
Teatro: Español 22 de noviembre a 23 de diciembre de 2018
Duración: 80 minutos