Intensamente azules
La última obra de Juan Mayorga es una comedia que interesa al principio por su original propuesta pero que se decanta, a los diez minutos, por ser un divertimento para lucimiento de César Sarachu como cómico. Decepcionante.
Un día se le rompen las gafas y decide usar las que le regalaron sus hijos, unas gafas graduadas para la piscina, intensamente azules. Lo primero que hace es ir a comprar al supermercado con ellas. La gente le mira extrañada, con recelo, hasta el punto de ser acompañado a la vuelta por unos policías que le advierten que no vuelva a reincidir. Se obsesiona por las gafas que le permiten ver el mundo de otra forma, incluso llega a entender libros que antes no podía abordar y el filósofo Schopenhauer será una referencia constante.
La familia se preocupa por su actitud, como es lógico: una hija no quiere que acuda a sus entrenamientos con esas gafas, otra se preocupa por si cuando se case irá con ellas... Un día se encontrará que no es el único de su especie, que hay otras personas con gafas de colores que se reúnen en un bar.
Como se puede deducir por el resumen argumental, la idea de la obra es original y se presta a interpretaciones y temas muy interesantes: nuestra relativa percepción del mundo, cómo la gente nos mira cuando nos diferenciamos (sospecha, persecución, vergüenza, incomprensión), descubrir en lo cotidiano aspectos que ignorábamos cuando intentamos ver más allá...
Esos aspectos están en la obra pero se inundan y ahogan en un diluvio de recursos que desarrollan una comicidad simplona. La gestualidad, la mímica, el gag facilón, la imitación de personajes para hacer gracia (y cuando hace gracia se repite el recurso), consiguen que la función baje el listón hasta perder el rumbo. Por si fuera poco, Mayorga no está especialmente dotado para el humor y las escenas graciosas no tienen mucha gracia o ninguna. La escena de la piscina con el bañador que se ata repetidas veces porque se le cae (con mímica porque el bañador es figurado), el agua fría que obliga a retirar el pie, etc. es el momento en el que la obra empieza a naufragar. Escena de piscina que aparece a los diez minutos de la función, con diluvio universal al final de la misma, son auténticos presagios del desastre al que asistimos.
Una obra para olvidar o para sumar al balance negativo del autor, según se mire.
Texto y dirección: Juan Mayorga
Intérprete: César Sarachu
Ayudante de dirección: Elena Rayos
Escenografía y vestuario: Alejandro Andújar
Iluminación: Juan Gómez Cornejo
Música y espacio sonoro: Jordi Francés
Producción: Entrecajas Producciones Teatrales
Teatro: La Abadía 10 de enero a 10 de febrero de 2019
Duración: 70 minutos