El orden del día (2017) de Éric Vuillard
Una novela que sorprende por cómo enfoca su mirada en algunos acontecimientos en el ascenso de Hitler, una descripción centrada en las reuniones que marcaron la historia. Una mirada al detalle y un análisis crítico a esos personajes históricos. El estilo conciso, bello, lírico, se combina con un lenguaje directo, a veces vulgar y desenfadado, para tratar la Historia.
Hitler se reúne con veinticuatro magnates de la industria poco antes de las próximas elecciones para exigir su apoyo económico. Hitler se reúne con el presidente del Consejo británico en un intento de éste por mantener un clima de cordialidad. Hitler se reúne con el canciller austríaco para someterlo a sus condiciones...
Los personajes que se acercan a Hitler tiene un denominador común: resultan abúlicos, cobardes, pusilámines; auténticos títeres en manos del iracundo dictador.
Éric Vuillard nos cuenta las escenas fijándose en los detalles, como si nos describiera a veces una fotografía. Un lenguaje minucioso, poético, muy "atmosférico", para luego cambiar a un estilo directo, desenfadado, llegando a utilizar expresiones o epítetos fuera de lugar. Nos dice, por ejemplo, que Hitler es virulento como un escupitajo o que el partido nazi no tenía un chavo. Habría que leer el texto original para sacar una conclusión definitiva.
Esta novela sorprende por la irregularidad de su escritura y del curso narrativo, de los cambios de estilo. Las dos primeras páginas del libro o la última, por ejemplo, nos hacen pensar en una narrativa poética, un estilo cercano a Philippe Claudel. Nada más lejos, aunque en ocasiones vuelva a aproximarse, elegirá habitualmente un lenguaje más cotidiano.
Otro aspecto de su estructura narrativa, por lo menos en este libro, es su carácter difuso o "mini enciclopédico". Por ejemplo, empieza hablando del encuentro de dos políticos austríacos que adoran a Bruckner y desfilan por las páginas varios compositores, enumerados con leves anécdotas.
En esta escritura en la que cabe todo, se permite un chiste muy poco agraciado al referirse a la invasión de Austria y Checoslovaquia: "Es que en Alemania estaban muy apretados" En contrapartida, la ironía con la que describe la reunión de los magnates, el sucinto análisis que hace del poder económico, es impresionante. En fin.
Lo mejor de esta novela es su punto de vista narrativo de hechos históricos conocidos y sus reflexiones cargadas de cinismo. Un tema recurrente es cómo el destino (en realidad, nuestra sociedad) trata en el futuro a estos personajes culpables de los acontecimientos, aunque fueran meros instrumentos pasivos en apariencia.
El orden del día ha ganado el premio Goncourt y, sin duda, estamos ante un escritor que puede escribir muy buenos libros, pero que debe madurar más lo que escribe. Es, como siempre, mi punto de vista. Otros preferirán esta forma de escribir anárquica y espontánea.
En definitiva, una novela corta original por los fragmentos de la historia que recoge y cómo los recoge. Una novela que podría haber resultado una joya pero que el autor decide dejarse llevar por una escritura descuidada cuando se le antoja.
Editorial: Tusquets
Páginas: 141
