Señora de rojo sobre fondo gris
Adaptación de una novela íntima de Miguel Delibes convertida en un monólogo teatral que nos interpreta José Sacristán con maestría.
Atrapados con la soberbia interpretación, nos dejamos llevar por los pensamientos y la narración de un viudo.
Con una copa en la mano, se dirige al público. El alcohol como excusa para olvidar o recordar a la mujer amada que murió dejándolo náufrago. Nos irá contando sus momentos de felicidad a su lado y, sobre todo, el largo proceso de síntomas, pruebas y diagnósticos hasta acercarse a la realidad del cáncer. El personaje, un pintor, es el alter ego de Delibes, nos habla en realidad de su mujer desde el trazo del narrador.
La voz de Sacristán nos envuelve, nos sume en las idas y venidas del personaje, su discurso y sus silencios, la historia personal que va narrando pausadamente. Una voz fuerte, desgarrada, ronca, con poco espacio para la sonrisa. Sacristán se luce con naturalidad, nos impone. Es uno de esos actores que siempre queremos volverlo a ver y escuchar y no siempre hemos tenido la suerte de disfrutar de su trabajo en buenas obras.
El texto de la novela, a pesar de intervenir tres personas en su adaptación, el director, Sacristán e Inés Camiña, no pierde expresiones, adjetivos, propios del estilo narrativo, que resultan impostados en el escenario. Por otra parte, hay un exceso de detalles sobre la enfermedad, las visitas médicas, los resultados de las pruebas... que resultan pesados y no se consigue la empatia con el público. Al fin y al cabo a la señora no la hemos conocido y no podemos sentir muchas emociones en relación a ella; debería centrarse la obra más en las huellas del pintor sin entrar en tantos detalles.
Estos dos aspectos restan fuerza al texto teatral y solo se compensa por disfrutar del monstruo en escena José Sacristán.
La iluminación, a priori, excelente, carece de dirección y sentido: fundidos y focos utilizados sin criterio, toda la obra es intimista y no hay ninguna justificación para que, de forma tan marcada, se proceda al cambio de luces.
Gran concepción escenográfica, bella y, al mismo tiempo, ajustada al concepto de la historia. Todo en tonos grises. Panel de fondo con una cortina que cae en un lateral, utensilios de pintor tirados al fondo, un sofá viejo también gris... Perfecta metáfora del abandono de la profesión y la vida, la nebulosa en la que vive. Lástima que al final de la obra se haya decidido proyectar el cuadro de su mujer que lleva el título de la obra: algo pueril y que, además, rompe con toda atmósfera conseguida a lo largo de toda la función.
Señora de rojo sobre fondo gris es una de esas obras que habría que ver por la magnífica interpretación. El resto de los elementos de la obra funcionan lo suficiente para disfrutar plenamente del espectáculo.
Texto: Miguel Delibes
Adaptación: José Sámano, José Sacristán e Inés Camiña
Dirección: José Sámano
Intérprete: José Sacristán
Escenografía: Arturo Martín Burgos
Iluminación: Manuel Fuster
Vestuario: Almudena Rodríguez Huerta
Producción: Sabre Producciones, Pentacion Espectáculos, TalyCual, AGM
Teatro: Bellas Artes 4 de septiembre a 17 de noviembre de 2019
Duración: 70 minutos