Why?
Tenía muchas ganas de ver esta obra de Peter Brook porque es la primera y seguramente, con sus 94 años, la última. De hecho, Why? parece un testamento vital y un homenaje peculiar al teatro. La experiencia, aunque no completa, no ha defraudado: vital, inteligente, dinámica, reflexiva. A pesar de ser, una vez más, teatro narrativo en gran parte. Dicen que es una obra menor ¡pues ya quisieran muchas tener ese resplandor!
Comentaba en la introducción que era una experiencia no completa, en el sentido de que hay dos partes de la obra tan diferenciadas que parecen dos obras en una y, así, nos encontramos con una primera parte brillante, mientras la segunda resulta bastante pesada.
Con humor y agilidad, como de un juego o una fiesta del teatro, tres actores en el escenario se dirigen al público para transmitirnos su pasión por el misterio del teatro y todos los aspectos que lo rodean.
La obra se abre cuando Dios crea el teatro porque los hombres están aburridos el domingo, no saben qué hacer con el día de descanso. No ha sido una decisión sencilla, porque Dios ya había creado todo. Pero aquí no acaban los problemas, los hombres no saben qué hacer con este nuevo juguete y Dios entrega un papel con su mensaje esclarecedor: "Why?"
Desde la ironía y el amor al teatro, pasearemos por los entresijos de la puesta en escena, el actor que quiere un papel con un personaje que tenga nombre, cómo dar sentido a una sencilla frase, cómo dirigir una escena...
Con esa compleja sencillez que fluye del inteligente y experto demiurgo, vamos pasando de un tema a otro. Incluso hay una breve participación de público en escena.
Toda esa maravilla palidece cuando llega la segunda parte, un minucioso documental narrado sobre el teatro soviético, las ideas pero también los sucesos, de los revolucionarios rusos Stanislavsky, Meyerhold... Tanto dato arrojado resulta innecesario para el hecho teatral y consigue que nos vayamos hundiendo en la butaca con sopor creciente. Si queremos conocer en profundidad esos acontecimientos, podemos encontrarlos en los libros o acudir a una conferencia, pero no tiene sentido paralizar la escena. El discurso vital de los actores no consigue sacarnos del estancamiento.
Interpretación apabullante de los tres actores, acompañados de un pianista que ha comentado magníficamente las escenas. Actores versátiles, ágiles, capaces de cualquier cosa desde la sencillez aparente.
Por otra parte, ha sido un placer escucharlos en una dicción inglesa tan clara, fácil de seguir en muchas ocasiones sin leer los sobretítulos (con un nivel intermedio de inglés).
Una muy buena experiencia que provoca una mirada nostálgica por todas las otras direcciones que nos hemos perdido de Peter Brook.
Texto y dirección: Peter Brook y Marie-Hélène Estienne
Intérpretes: Hayley Carmichael, Kathryn Hunter, Marcello Magni
Laurie Blundell (pianista)
Iluminación: Philippe Vialatte
Teatro: María Guerrero 28 de noviembre a 1 de diciembre 2019
Duración: 80 minutos