Barbados 2022
Una pareja construye su historia a través de las palabras, los recuerdos y los desacuerdos. A golpe de humor nos adentramos en el mundo de las relaciones personales y en la importancia del lenguaje.
Todo empieza con un niño de año y medio que tiene el nombre de un niño de cuento, pero él no es ese niño y tampoco podría hablarnos como lo hace, apenas conoce algunas palabras. Ese niño nos confiesa que se frustra porque no puede definir muchas cosas, también nos dice que le ha costado diferenciar ficción de realidad. Este es el prólogo.
En escena aparecen un hombre y una mujer, nos dicen que la función empieza ahora. Ellos son una pareja que lleva muchos años juntos. La narración y el diálogo comienzan a construirse a través de las palabras que nos dicen o se dicen, a mitad de camino del teatro narrativo y el dialogado. Nos cuentan algunas anécdotas (la visita del tapicero es un golpe de genialidad) y nos hablan de su vida diaria, la de cualquier pareja. En su relato hay significativas pausas en las que buscan la expresión más precisa, la que se ajuste a lo que recuerdan o quieren expresar y, con frecuencia, se contradicen uno al otro o matizan cuando el otro no parece ser muy exacto... Todo en un juego humorístico, con sus dosis de ironía.
El poder de la palabra es uno de los protagonistas de esta obra, palabras que se contradicen, que suenan como onomatopeyas, que desnudan la verdad o la contradicción de las personas. Pero esas palabras están unidas a las personas, a la sociedad en la que habitan y, ante todo, al entorno íntimo de convivencia y recuerdos con la persona que compartes la vida.
El espíritu del humor, del juego, del descubrimiento conforme narramos, es permanente a lo largo de la obra, aunque se hable de cosas serias, se dejen en el aire reflexiones que cada espectador recogerá como quiera.
La memoria crea una ficción variable como cada función de teatro, nada es estático, todo está en movimiento aunque queramos atraparlo o definirlo con las palabras justas.
La escenografía de Monica Boromello recoge el espíritu de la obra por construir y que se inicia con los focos y trust, del equipo de iluminación de una sala de teatro, tirados por el suelo. El decorado lo irán levantando las palabras de Fernanda Orazi y Emilio Tomé: en este rincón hay una nevera, ¿qué hay dentro? se preguntan y lo describen; toc toc, dice él, ella abre la puerta con una cadeneta...
Fernanda Orazi y Emilio Tomé deslumbran al espectador con la fuerza expresiva de sus palabras, gestos corporales y miradas intensas. Hay una complicidad perfecta entre ellos y hacia el público al que se dirigen. Los silencios son marcados, precisos, sostenidos como parte del espacio necesario tras la palabra y la reflexión que requiere lo expresado, lo narrado. Los actores se mueven por el escenario como niños adultos que están representando un juego que se disfruta al máximo y esa vitalidad impregna al público.
Pablo Remón ha reescrito "Barbados", una obra acabada y estrenada en el teatro Kamikaze en 2017 y que no pude ver representada aunque sí leer y asistir a una lectura dramatizada de un fragmento, el del tapicero. Ahora la vuelve a representar con los mismos actores, pero con cambios: los más significativos son la supresión del segundo acto titulado "La última cuenta atrás" (hay alguna frase que permanece) y el añadido del maravilloso prólogo del niño que tiene un año y medio.
El reto de Remón es reescribirla cada cinco años: “hacerla permanecer siempre viva”.
A la espera de volver a Barbados 2027.
Texto y dirección: Pablo Remón
Intérpretes: Fernanda Orazi y Emilio Tomé
Escenografía: Monica Boromello
Iluminación: David Picazo
Sonido: Sandra Vicente
Vestuario: Ana López Cobos
Ayudante de dirección: Raquel Alarcón
Producción: Buxman Producciones, Festival de Otoño y Condeduque.
Teatro: Condeduque Del 23 de noviembre al 3 de diciembre de 2022
Duración: 70 minutos
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