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Convertiste mi luto en danza



Convertiste mi luto en danza, la belleza puede surgir de lo terrible. Eusebio Calonge y Paco Zaranda son únicos, son Teatro.






En el escenario un columpio y un tobogán; tres sillas.

Tres mujeres descienden por la escalera del tobogán, caminan como en sueños hacia atrás... el tiempo retrocede. Una ausente hija sostiene el libro que lee la madre quien nota su presencia; una mujer mueve el columpio cuyo sonido oxidado trae recuerdos de infancia.

Una mujer es diagnosticada de cáncer en una fría consulta médica (la escena es contundente, crítica, desangeladora y, sí, no exenta de humor), se someterá a quimioterapia, se cortará el pelo... intentará poner su vida en orden (genial escena en el banco). Un día coincidirá con otra mujer en su misma situación, la única que quizá pueda comprender su angustia, el miedo, el abismo al que se enfrenta. Dos mujeres diferentes que se acompañarán y, juntas, encontrarán momentos lúcidos: búsqueda de pequeñas alegrías que permitan aliviar los momentos difíciles, un nuevo significado en las cosas, un reencuentro con los recuerdos. La vida y la muerte alcanzándolas pero evitando la derrota cada día.


Breves escenas que son un golpe de sensibilidad y verdad desnuda, testimonio de una realidad que a nadie gusta ver y a la que nos enfrentamos sólo cuando nos toca o a un familiar cercano, un amigo íntimo. Por eso, la escena en la que la protagonista intenta contar a sus conocidos su diagnóstico está impregnada de incomprensión, soledad.

Eusebio Calonge y Paco Zaranda han creado desde la tragedia poesía y belleza, el hecho teatral como sublime arte que ahonda en la profundidad de nuestro ser; el momento íntimo no está exento de cinismo, esperpento, el drama salpicado de sonrisa.

El humor convive con la tragedia y convierten la escena en una mezcla de emociones que el espectador a veces no sabe cómo enfrentar, provoca desconcierto.

Algunos de esos hallazgos increíbles como transmutar el momento patético de rapar el pelo con una maquinilla (antes de la quimioterapia) en una danza, los movimientos de cuerpos encamados bailando al son de "Felicita", no se olvidan.

Eusebio Calonge escribió "Convertiste mi luto en danza" a partir de una carta recibida hace diez años. En esa carta una madre contaba que su hija, María Pisador, padecía cáncer en fase terminal y pidió un último deseo: ver a La Zaranda. Consiguió desplazarse en ambulancia desde el hospital de Pamplona al Teatro Principal de San Sebastián para poder ver la función; pocos días después falleció.


Rendido ante la sensibilidad, interpretativa y corporal, de tres grandes actrices como son Laura Gómez-Lacueva, Ingrid Magrinyà e Inma Nieto. Sus gestos y movimientos son precisos, delicados, profundos.

La dirección de Paco Zaranda es una lección de inteligencia y sensibilidad, como siempre. La importancia de los silencios (tantas veces olvidados en el teatro), la importancia de la expresividad del cuerpo y no sólo de la palabra, el gesto. Y la forma de aprovechar los pocos recursos que utiliza en escena para transformarlos en parte integrante, multiplicada, del significado de lo representado.

El texto lírico de Eusebio Calonge es un dardo que nos golpea y conmociona, con su cadencia de repeticiones, sus revueltas esperpénticas, las palabras...



Imprescindible




Texto: Eusebio Calonge

Dirección y espacio escénico: Paco Zaranda

Intérpretes: Laura Gómez-Lacueva, Ingrid Magrinyà e Inma Nieto/ Celia Bermejo

Ayudante de dirección: Andrea Delicado

Iluminación: Peggy Bruzual

Vestuario: Encarnación Sancho

Espacio sonoro: Torsten Weber

Producción: Sólodos

Teatro: Fernán Gómez Del 19 al 30 de enero de 2022

Duración: 90 minutos
















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