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Cristo está en Tinder



Rodrigo García es un referente internacional de la vanguardia teatral, con la incorporación de técnicas performativas y audiovisuales, textos provocadores y reivindicativos, y una trayectoria que abarca más de treinta años. "Cristo está en Tinder" ha sido mi primera experiencia y será la única.


El teatro tiene que estimular al espectador en varios sentidos o al menos en alguno, a nivel emocional, intelectual, visual... y lo que contemplé ayer me provocó indiferencia, tras una curiosidad inicial que pronto se agotó, también hastío.

En algunas de las piezas o sketches pude interpretar su significado aunque no siempre hay que entender lo representado... mientras provoque un estímulo al espectador (no sólo de rechazo).

Observé cierta pobreza visual y de ideas (no me lo esperaba). Por ejemplo, en la proyección inicial donde se muestran escenas en tono de comedia, con el diálogo en bocadillos tipo cómic, resulta curiosa la primera escena en la que una mujer está cocinando y el marido intenta follarla por detrás ¡convencido de que ella también lo desea! (al filo de Monty Python), pero las otras escenas son demasiado banales o parecen propias de comedieta televisiva.


Lo más original lo encontré en el número del perro robot, Tito, que sorprende por las piruetas y movimientos que realiza sobre el escenario (lo del cunnilingus a una señora es un chiste tonto) y será el personaje que, a través de texto proyectado, nos regalará aforismos variados, algunos inteligentes, la mayoría de ironía facilona.

La falta de imaginación también llega al vídeo: los tres actores, con diferentes vestimentas, se tiran a una tumba abierta en un cementerio y esta grabación se llega a repetir hasta tres veces (pura desidia visual).

Una de las peores partes de esta función fue la música atonal y desagradable, a todo volumen, del guitarrista; menos mal que, en otras ocasiones, la guitarra acompañaba la representación con tonalidades repetidas pero agradables.

Los movimientos corporales a modo de danza convulso-epiléptica ya está muy visto y si no hubiera abusado en duración no sería inaguantable. Preferí la lucha guerrera y sexual de un hombre y una mujer de la Edad de Piedra o los movimientos de la almohada gigante (con un actor dentro de la misma).

Las conversaciones a tres en el sofá tienen demasiados chistes poco trabajados o trivialidades, con el curioso recurso de una voz "microfoneada" o en off.


Sorprende la falta de fuerza en lo que vemos, la inconexión, el chiste fácil, la crítica blanda a nuestra sociedad, en definitiva, la ausencia de imaginación creativa que rellena con retazos variados.

Esperaba algo y encontré a un autor muy despistado.





Texto y dirección: Rodrigo García Intérpretes: Elisa Forcano, Selam Ortega, Javier Pedreira, Carlos Pulpón Espacio escénico: Rodrigo García Iluminación: Carlos Marquerie Realización audiovisual: Daniel Iturbe Edición y montaje audiovisual: Arturo Iturbe Composición musical: Javier Pedreira Ayudantes de producción: José Luis Sendarrubias y Fernando Valero

Producción: Teatro de La Abadía, Festival Actoral (Marsella) y Festival Next (Valenciennes)

Teatro: La Abadía Del 25 de mayo al 11 de junio de 2023

Duración: 110 minutos


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