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El dilema del corcho



Duelo clásico entre dos personajes con varias vueltas de tuerca que giran alrededor de unos hechos políticos que hoy en día han quedado trasnochados. Una obra de entretenimiento comercial (aunque yo me aburrí) que no se entiende en el espacio del teatro La Abadía. Tampoco entendí hace unos días ese abstracto infumable de "Hysteria". ¿A dónde vamos, Abadía?








Empezaré diciendo que el dilema que plantea la obra ya me pareció poco creíble o interesante hoy en día. En otra época o con personajes que se muevan en líneas fanáticas podría tener cierto sentido pero con un profesor de ética y filosofía jubilado y en la actualidad, pues no lo veo.

Os resumo: un profesor izquierdista de 70 años va a morir pronto por un cáncer terminal y puede curarse con un tratamiento que un millonario ha donado al sistema público de salud. Este profesor había criticado duramente dicha donación porque es un lavado de imagen de un capitalista que evade impuestos... El profesor va a hacer una declaración pública en una cadena de televisión en la que confiesa que aceptará el tratamiento.

La obra empieza cuando se está preparando la entrevista y es interrumpido por un aparente exalumno de facultad (es fácil adivinar que el joven que sobreactúa no se presenta en la casa del profesor con su verdadera identidad).


Media hora de la obra transcurre con detalles insustanciales que remarcan la situación incómoda que supone la aparición de un admirador que quiere presentar su texto al profesor en el momento en que éste está muy ocupado: que si lo quiere echar, con idas y venidas continuas con el mismo tema, que me comprometo o no me comprometo a leer el texto, que ahora el exestudiante hace un numerito humorístico en el que recuerda una parodia de la figura del profesor en los viejos tiempos (la función "se anima" con toques de humor insertados), que dedicamos un tiempo a ver que el estudiante fisgonea libros, grabadora, portátil... y el profesor no lo echa a patadas, algo que haría cualquiera con algo de juicio.


Cuando en la conversación aparece algún detalle sospechoso o premonitorio de que las apariencias engañan, las luces tiemblan y se escucha un sonido como en los antiguos seriales que advertían que algo inquietante estaba ocurriendo: así los espectadores poco observadores sabrán que no todo es trigo limpio... ¿Es necesario recurrir a este bochornoso y simplón recurso?


Con estos dos elementos, media hora plana de representación y recursos de intriga de estar por casa, bastaría para dejar claro que esta obra naufraga incluso como función de intriga.

La floja dirección tampoco es capaz de crear auténtica tensión con la pistola (pistola por aquí, pistola por allá), el texto político trasnochado de camaradas desubica cualquier implicación, la interpretación exagerada de Ramón Barea (voz, pelucón y mano renqueante del estudiante) es bastante espantosa hasta que se le permite ser un personaje diferente...

Lo más interesante de la representación es la buena interpretación de Patxo Telleria.



"El dilema del corcho"... Sólo recomendable para los que van al Pavón y se perdieron por La Abadía.



Autor: Patxo Telleria

Directora: Mireia Gabilondo

Intérpretes: Patxo Telleria, Ramón Barea

Escenografía: Fernando Bernués

Sonido: Adrián García de los Ojos

Vestuario: Ana Turrilas

Iluminación: David Rodríguez

Teatro: La Abadía Del 24 de octubre al 10 de noviembre de 2024

Duración: 80 minutos










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