El pato salvaje
Carlos Aladro ha fusilado "El pato salvaje", ha banalizado la obra, ha desaprovechado el magnífico elenco que tenía en sus manos y, desde mi punto de vista, no ha respetado la inteligencia del espectador. Incluso si nos olvidamos del original, esta representación no funciona, es un desastre.
"El pato salvaje" de Ibsen tiene varias lecturas e interpretaciones, los personajes son complejos y su comportamiento oculta otras verdades. El microcosmos de las dos familias retratadas en esta obra es una representación de la decadencia de la sociedad, de la pérdida de la inocencia, de la infelicidad y la falsedad de las vidas que aparentamos, entre otros muchos temas. Un clásico imprescindible que nos habla del alma humana.
La versión de la obra de Ibsen que Pablo Rosal nos ofrece respeta la mayor parte de lo escrito, sin grandes variaciones. El problema es que el espíritu del drama ha sido diluido por Carlos Aladro, el director, hasta un nivel que transforma las escenas en situaciones poco creíbles, donde el humor surge por la forma en que se hace interpretar el texto y se pierde todo el sentido del diálogo. Este recurso resta credibilidad a las situaciones que se plantean, pero debe compensar a Carlos Aladro que el público se carcajee. Ha querido quitar drama, aligerar al público la representación y resulta inoperante: insertar variaciones humorísticas en una obra dramática como esta resulta un injerto deformante.
Esta corrupción del espíritu de Ibsen, para no ofrecer nada de valor a cambio, es suficiente para que el espíritu del espectador se revuelva, pero hay más: Carlos Aladro ha querido "ser moderno" y explicar la obra al espectador interrumpiendo la dramaturgia a golpe de micrófono y humor, no fuera que nos aburriéramos ante tanto dramón. Así, la actriz Pilar Gómez que hace el pequeño papel de Berta y recoge el atrezzo que le entregan los otros actores, pilla un micrófono y nos habla de la vida de Ibsen, nos explica que hay metáforas en la obra, nos dice que la actriz que hace de niña tiene 24 años (la propia Nora Hernández corrige la edad y se quita un año)... Javier Lara rellena un silencio, así nos lo dice, con una copa de champán que quiere hacernos degustar a todos con la imaginación... hasta nos hacen cantar un cumpleaños feliz en tono bajo. En fin, memeces.
Imperdonables dos horas de larguísima función.
Dirección: Carlos Aladro
Versión: Pablo Rosal
Intérpretes: Juan Ceacero (Hjalmar Ekdal), Pilar Gómez (Berta), Nora Hernández (Hedvig Ekdal), Ricardo Joven (Capitán Ekdal), Javier Lara (Gregers Werle), Jesús Noguero (Dr. Relling / Sr. Werle), Eva Rufo (Gina)
Ayudante de dirección: Paula Castellano
Escenografía: Eduardo Moreno
Vestuario: Almudena Bautista
Iluminación: Pau Fullana
Sonido: JUMI
Producción: Teatro La Abadía
Teatro: La Abadía Del 17 de mayo al 19 de junio de 2022
Duración: 130 minutos
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