Muerte de un viajante
"Muerte de un viajante", el gran clásico de Arthur Miller, podemos disfrutarlo ahora en una de las mejores representaciones posibles gracias a la inspirada dirección de Szuchmacher y la magnífica interpretación de Imanol Arias que, junto a todo el equipo de actores, convierten la función en una experiencia cada vez más inusual.
Willy Loman es un viajante que ha pasado toda su vida yendo de una ciudad a otra y ahora, con 60 años, se encuentra físicamente agotado. Ha perdido clientes, sus ventas son muy bajas y ya no es rentable mantenerlo en la empresa. La relación con su esposa y sus dos hijos tampoco va bien, hay algo en su pasado que acabará por estallar.
Willy no es un personaje trágico por su decadencia y fracaso, no nos equivoquemos: egocéntrico, embustero, machista... y con un código erróneo del hombre y del éxito americano que quiere imponer a sus hijos, no será un personaje con el que podamos empatizar a pesar de su drama personal.
La ambivalencia del protagonista, las capas que hay en este complejo y realista personaje, rico en matices, convierten este papel en un auténtico regalo interpretativo para cualquier buen actor. Imanol Arias sabe aprovechar la ocasión y realiza una exquisita interpretación, muy superior a sus últimas actuaciones en el teatro. En esta obra los actores secundarios son fundamentales, son los que confrontan al protagonista y por los que descubrimos que la historia que cuenta Willy en voz alta esconde varias mentiras. Cristina de Inza interpreta con inteligencia (¡esas miradas!..) a la fiel mujer y Jon Arias (una gran sorpresa) al hijo mayor que, junto al resto, redondean la función y convierten la obra en una maravillosa representación. Hay una muy buena compenetración entre los actores y se nota en cada detalle. A Fran Calvo le ha tocado el papel con menor entidad, más soso, menos integrado.
No es nada fácil llevar a escena "Muerte de un viajante" quizá por ser una obra con mucho diálogo y tener una acción muy limitada, en un espacio interior. He sufrido algunas representaciones que me han provocado cansancio, agotamiento, desinterés. "Muerte de un viajante" exige un director de escena que sepa imbuir la vitalidad que necesita esta gran obra para que llegue al espectador y contar con un actor que sepa dar realidad a ese complejo Willy con naturalidad y desvelando todos sus matices. En toda obra es necesario que haya un buen director para sacar todas sus posibilidades, es obvio, pero con "Muerte de un viajante"... lo he sentido de forma más especial, quizá porque es una obra muy querida y ya he visto varias versiones que han fracasado.
Como toda obra clásica, el conflicto que nos plantea sigue siendo vigente. Por una parte, el conflicto social en el que la explotación empresarial convierte al individuo en un mero recurso que pierde valor conforme el trabajador envejece (adiós a la experiencia como valor) y se sustituye por generaciones más jóvenes. Por otra parte, el conflicto humano: la idealización de los padres y de los valores, la mentira y sus consecuencias, el autoengaño como excusa en el comportamiento, el exceso de autoestima, la ausencia de ética y la competitividad, etc.
Rubén Szuschmacher ha dirigido este clásico como hace falta, directo a lo esencial, dejando que los personajes vuelen lo que necesitan y que el texto de Arthur Miller brille como debe.
Al salir del teatro tienes esa sensación de haber disfrutado de auténtico teatro.
Texto: Arthur Miller
Versión: Natalio Grueso
Director: Rubén Szuchmacher
Intérpretes: Imanol Arias, Jon Arias, Jorge Basanta, Fran Calvo, Cristina de Inza, Virginia Flores, Carlos Serrano-Clark
Escenografía y vestuario: Jorge Hugo Ferrari
Iluminación: Felipe Ramos
Sonido: Bárbara Togander
Producción: Okapi
Teatro: Infanta Isabel
Del 30 de septiembre de 2021 al 20 de marzo de 2022
Duración: 110 minutos
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