Tartufo
Representar hoy teatro clásico plantea al director y al responsable de la versión teatral la cuestión de cómo se puede enfocar el texto para los espectadores actuales, su vigencia y los cambios que se pueden hacer. De forma breve, hay dos posibilidades: mostrar la obra, con su texto y contexto, tal y como el autor la escribió (en ocasiones con algún cambio no significativo) o hacer modificaciones (amplio abanico) para mostrar una versión más contemporánea o, simplemente, diferente, nueva. No entro en los múltiples matices que esta exposición exigiría.
Todo es aceptable en escena: la creatividad no tiene (no debe tener) límites. Sólo debería quedar claro, por honestidad al espectador, si lo que se verá representado es una obra del autor clásico o es una referencia a partir de la cual se crea algo nuevo (ha habido amplios debates en este sentido y valorar dónde empieza el auténtico cambio es muy complejo).
La obra que vemos en escena se debe valorar conforme a sus resultados, sin tabúes, si se ha enriquecido o empobrecido, lo que aporta frente a otras representaciones del texto y por sí misma.
Ernesto Caballero, director y responsable de la versión de este "Tartufo", ha querido acercar la obra al público que no suele acudir al teatro para ver clásicos. Así nos lo señala desde el principio: una joven limpiadora madrileña se entretiene en la limpieza cuando entran los actores que van a comenzar la representación. Ella reconoce a Pepe Viyuela, el actor de la tele, y le pide hacerse un vídeo juntos con el teléfono móvil para su madre, una fan. Cuando van a empezar con la representación, Viyuela tiene dudas e interpela a sus compañeros sobre la vigencia de Molière: se inicia un breve "debate" sobre quiénes son en la sociedad actual los nuevos Tartufos.
La joven limpiadora hará de criada en esta representación pero se expresará en su propio lenguaje, el resto de actores mantendrán la declamación de la obra original. Esa joven será la encargada de dar frescura a la obra, será la persona espontánea que interpelará a los personajes, soltará tacos para provocar la risa del público... y, al final, a pesar de ser inculta (no ha ido nunca al teatro y confunde a Molière con Shakespeare, que le suena más) será la que responda a Viyuela de forma acertada quién es hoy en día un "tartufo" (sobran comentarios...)
Esta forma popular de acercar el teatro para que esté al alcance de todos, a pesar de respetar gran parte del texto, conseguirá que sea un exitazo: irá más gente al teatro de la habitual en estos círculos (además el protagonista es un cómico famoso de televisión) y los espectadores cultos estarán encantados con la ingeniosa forma de acercar Molière a los que no lo saben apreciar como ellos... O quizá no.
Supongo que algunos disfrutarán o perdonarán el baile TikTok a media función, la masturbación de la joven Mariana con el novio al otro lado del teléfono, la mímica de la pulga, el topless de la joven con el mensaje "yo decido" tipo "me too", y los tacos graciosillos. Otros se revolverán en el asiento ante tanta sandez para vender un producto más accesible, "más entretenido".
Lo mejor de la función es que los actores creen en sus personajes cuando representan al Tartufo de Molière, no hay exageraciones o parodias en sus caracterizaciones y el trabajo actoral es bueno. Otro acierto de director y actores: el paso de actores a personajes y a la inversa, ocurre sin transición y resulta muy efectivo. A pesar de las salidas de tono, hay que reconocer que el personaje de la criada está perfectamente integrado en el juego cómico de la función.
Lo peor de esta versión ha sido el innecesario, desgastado y burdo recurso de acercar la función al público actual con todos esos elementos que ya he mencionado.
No puedo terminar esta crítica sin recordar con malestar la lección final en manos de la criada que, además de impostada, demuestra la falta de confianza en la inteligencia del público para sacar sus propias conclusiones.
Autor: Molière
Versión y dirección: Ernesto Caballero sobre la traducción versificada de José Marchena.
Intérpretes: Pepe Viyuela, Paco Déniz, Silvia Espigado, Germán Torres, María Rivera, Estibaliz Racionero, Javier Mira, Jorge Machín Escenografía: Beatriz San Juan Vestuario: Paloma de Alba Iluminación: Paco Ariza Ayudante de dirección: Nanda Abella Producción: Lantia Escénica
Teatro: Reina Victoria
Del 1 de septiembre al 31 de octubre de 2021
Duración: 100 minutos
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